viernes, 18 de abril de 2014

REFLEXIÓN PARA LA COFRADÍA DEL RESUCITADO Y Mª STMA. DE LA PAZ



Cuando pienso, hablo o escribo sobre los Titulares de esta Cofradía, no puedo menos de unir a sus nombres los conceptos de ALEGRÍA, LUZ, GOZO, PAZ, FELICIDAD… Han pasado cuarenta días de oración, penitencia y sacrificio con la Cuaresma y una intensa Semana, llamada Santa, de dolores, desprecios, olvidos, insultos, hasta desembocar en una muerte ignominiosa, dirigidos a Jesús de Nazaret, que, por voluntad propia, asume todo ese bagaje de desdichas para salvar a la humanidad pecadora, soberbia y egoísta que paulatinamente se ha ido alejando de Dios su Padre y nuestro Creador, siendo infiel a la Promesa y prostituyéndose con ídolos y dioses falsos, olvidando que DIOS, YAVHE, el Dios de sus Padres, amorosamente espera y espera sin cansarse la vuelta de sus hijos díscolos, pródigos e infieles.

Pero afortunadamente la Fe nos dice, y la Historia lo confirma, que no terminó todo allí en el Calvario, en la Cruz, con el más triste de los abandonos por parte de casi todos los suyos y hasta aparentemente de su Padre Dios. No, eso fue el comienzo de la VIDA, de la RECONCILIACIÓN, de la FELICIDAD sin término, porque al tercer día, según las Escrituras, CRISTO RESUCITÓ. Y una vez resucitado, ya no muere más y nos indicó el camino a seguir por todos los que le aman.

Nuestro Papa Francisco, que con sus actuaciones y mensajes está revolucionando a la Iglesia, dándole unos toques de más humanidad y de preocupación por las personas concretas y sus actuales problemas, nos regaló no hace mucho la primera Exhortación Apostólica titulada “LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO”, exhortación que como buenos cristianos y cofrades debemos conocer, así como todo Documento formativo e informativo, que salga de la pluma del Papa, de los Obispos, de los Teólogos, Moralistas y Pastores de la Iglesia, que tienen la gravísima misión de enseñar y evangelizar, al igual que los Seglares, según las capacidades de cada uno.

No me resisto a destacar y resaltar algunas frases de tal Exhortación Apostólica, que nos puedan servir para recordar lo que el Papa nos transmite, o para despertar nuestro apetito de lectura y nuestro deseo de aumentar los conocimientos religiosos y catequéticos, ya que muchos de nuestros Cofrades, tras las Catequesis de Comunión, Confirmación o Cursillos Prematrimoniales, a las que debieron asistir para preparar la recepción de la Eucaristía, Confirmación o Matrimonio, a pocas o a casi ninguna más han acudido, resultando así un desequilibrio en nuestro crecimiento integral como personas, donde se favorece lo físico y lo intelectual, en detrimento muchas veces de lo moral, religioso y espiritual.

Dice el Papa en su Exhortación, entre otras cosas: “La Iglesia “en salida” es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino…”

Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a TODOS, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar? ... No tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los POBRES Y ENFERMOS, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que “no tienen con qué recompensarte”… No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro: Hoy y siempre “los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio”.

La Exhortación es extensa y, en las pocas líneas de esta colaboración, traer más citas del Papa alargaría en exceso el artículo; pero os invito a leerla completa y veréis qué dice sobre la comodidad de aferrarse a las propias seguridades; sobre la economía de la exclusión y la inequidad, que mata; sobre tirar comida; sobre la violencia, igualdad de oportunidades, diversas formas de agresión y de guerra; sobre el individualismo posmoderno y globalizado que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas y desnaturaliza los vínculos familiares; y, en fin, sobre el dolor del Papa y su vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia. Pero a pesar de todo estos pecados no se deben olvidar a tantos sacerdotes, religiosos y religiosas y a tantos cristianos como dan la vida por amor: cuando ayudan a tanta gente a curarse o a morir en paz en precarios hospitales, o acompañan a personas esclavizadas por diversas adiciones en los lugares más pobres de la tierra, o se desgastan en la educación de niños y jóvenes, o cuidan ancianos abandonados por todos, o tratan de comunicar valores en ambientes hostiles, o se entregan de otras muchas maneras que muestran ese inmenso AMOR A LA HUMANIDAD, que nos ha inspirado el Dios hecho Hombre.

¡¡Aquí está la ALEGRÍA DEL EVANGELIO!!

Úbeda y abril de 2014.-


Fernando Gámez de la Blanca: Cofrade y Coordinador Inspectorial de HDB.-


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