lunes, 28 de septiembre de 2009

¿PADRES VIEJOS Y ACHACOSOS?

Hoy te desesperas porque tus padres están viejos y achacosos. Se han convertido en una intromisión en tu apretada agenda; en una vergüenza cuando estás con tus amigos.Comprende, ahora tus padres están viejos. Es tu oportunidad de reflexionar y crecer en el amor. Dios los ha puesto en tus manos para que aprendas a amar. El problema no son ellos, eres tú que has olvidado lo que es amar. Se te ha endurecido el corazón y ahora es el momento de recapacitar.
Ahora Dios te llama al amor para con ellos. El amor todo lo vence. Si ellos derraman su comida sobre su ropa, si les cuesta atarse los zapatos; así fuiste tú y ellos te amaron. Si les cuesta hablar y repiten lo mismo; así fuiste tú y ellos te amaron. Si tienen sus manías y sus achaques; así fuiste tú y ellos te amaron. Si te parecen inútiles y no comprenden las nuevas tecnologías; así fuiste tú y ellos te amaron.

Si caminan muy despacio y sacarlos a pasear requiere de tu paciencia; así fuiste tú y ellos te amaron. Si se hacen las necesidades en la cama; así fuiste tú y ellos te amaron. Si te gritan y se incomodan sin razón; recuerda los lloriqueos que ellos soportaron de ti. Todo por amor.

Si te dicen que no quieren vivir, comprende; sólo te están demostrando su dolor y frustración, porque sienten ser una molestia en tu vida. Es tu oportunidad para demostrarles, con tu amor, que ellos son más bien un don, porque los amas. Ellos te están enseñando a amar.Recuerda, no hace mucho fuiste pequeño y ellos estuvieron a tu lado.
Las mismas cosas de que te quejas las hiciste tú y ellos lo comprendieron todo. ¿Sabes por qué? Porque te amaron.La misión de tus padres contigo no ha terminado. Dios se sirvió de ellos para darte vida y formarte como persona adulta; ahora te los pone en tus manos para que te liberes de ti mismo y entres en la madurez del amor. No temas. Dios está a tu lado. Aprende a interpretar lo que te digan a la luz de sus enseñanzas y tendrás paz.Autor Desconocido

Oración:

Señor que has dividido la vida del hombre en etapas y que has hecho la vejez; no permitas que yo me convierta en uno de esos viejos gruñones, siempre dispuestos a denigrar, a protestar, a gruñir, a refunfuñar, que se entristecen a sí mismos y resultan insoportables a los demás. Consérvame la sonrisa y la risa aunque muestre mi boca desdentada o mis dientes postizos. Consérvame el sentido del humor, y haz de mí un viejo sonriente, que no pudiendo ya dar grandes cosas a mis hermanos, les dé, al menos, un poco de alegría que nos permita reírnos de nuestros propios males y transformar nuestras penas en objeto de simpáticas bromas.

Señor, que has plantado en mi pecho un corazón de carne para amar y ser amado, un corazón semejante al corazón traspasado de tu hijo, no permitas que me convierta en un viejo egoísta, acurrucado y encapsulado sobre mí pequeño yo, encerrado en mis limitaciones como entre cuatro paredes, azarado continuamente por el temor de lo que me falta, de lo que me puede faltar y de las corrientes de aire. Consérvame un corazón abierto, y unas manos dispuestas a apretar otras manos y a abrirse para dar.

Autor Desconocido

No hay comentarios: