viernes, 12 de marzo de 2010

NUEVO CLAMOR POR LA VIDA

Cuando me pongo a escribir esta colaboración para nuestro Semanario Comarcal, aún resuenan los ecos y también las voces disciplinadas, recias y contundentes de miles y miles de personas de toda edad, condición social e ideología, que desde más de cien ciudades españolas e incluso europeas y del resto del mundo han manifestado su descontento y total rechazo a la recién aprobada “Ley de Salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo” por el Senado español. (¡Cuánta redundancia y necia palabrería en el título de la Ley para encubrir las palabras “muerte provocada de inocentes”!).

Pero en este nuestro país, ¿cuándo se va escuchar siempre, y no sólo cuando convenga al Gobierno de turno, el clamor de la calle, del pueblo, de una gran mayoría, y no sólo a las minorías que interesen? ¿Cuándo se van a tener en cuenta las opiniones y razonamientos de cientos de expertos sociales, económicos, religiosos en cuestiones vitales para la sociedad y el bien común y sobre todo para la defensa de la Vida, que tan hondo calan en la población? Sigo insistiendo que hay temas y áreas en las que legislar, en las que es fundamental ponerse de acuerdo todas las fuerzas políticas buscando, al igual que se hizo con la Constitución que nos rige, un consenso total. No se puede estar legislando durante cuatro años para derogar a los cuatro u ocho siguientes. ¡Eso no es serio, ni es hacer política que busca el Bien Común de todos los ciudadanos!

¡Qué lamentable espectáculo el presenciado hace unos días en el Senado de la Nación, viendo a un grupo de “señorías” aplaudir a las Ministras de Sanidad e Igualdad (que por cierto no son madres) tras la votación, como si de un triunfo espectacular se tratara el conseguido con la aprobación de tal nefasta ley! ¡Cuánta incongruencia, una vez más, por parte del Partido gobernante en sus decisiones respecto a la Vida!
Superprotección y recorte de condenas a delincuentes, terroristas, asesinos...; No rotundo a la guerra; condenas severas a la violencia de todo tipo; cárcel a los corruptos; y un largo etcétera de acertadas decisiones. Pero oídos sordos y mirada para otro lado ante la muerte de inocentes con las propuestas de leyes para favorecer el aborto y pronto, si Dios no lo remedia, también para la eutanasia, que son leyes de muerte y violencia para los más débiles y desprotegidos de la sociedad.

Organismos y personas de prestigio nos vienen advirtiendo del “invierno demográfico” en el que nos estamos sumiendo y que paulatinamente se va adueñando de nuestra vieja Europa y de muchos países desarrollados; “invierno demográfico” que se favorece con leyes como la que el Senado acaba de aprobar, y que pronto entrará en vigor, para hacer la situación en nuestra Patria más dramática aún. Si vamos reduciendo la natalidad, quienes trabajarán, cotizarán y se beneficiarán más que ninguno serán los inmigrantes que nos llegan y que el tema de la natalidad no les asusta, porque están mentalizados por sus costumbres o por su religión a tener más descendencia, a ser pródigos en hijos. Los pueblos que no se renuevan con el nacimiento generoso de niños y niñas pronto llegarán a invertir la pirámide de la población para hacerse viejos en poco tiempo, con las consecuencias de toda índole que ello conlleva.

Además de la raíz viciada, bajo mi modesto punto de vista, que esta Ley tiene hay algo aún peor, “la instrumentalización de la Educación al servicio de la ideología abortista y las restricciones a la objeción de conciencia de los médicos”, según palabras del portavoz de la C.E.E. Y sigo preguntando, ¿cómo es posible que haya tanta facilidad para abortar, aún en adolescentes de 16 y 17 años, cuando se les prohíbe otras actividades menos perjudiciales y menos crueles? ¿Qué transmisión de valores se está dando a la juventud y en especial a las mujeres? ¿Ya no es algo hermoso y sagrado ser madre? ¿Ya, porque ellas paren, ellas deciden unilateralmente sobre la vida de otro ser distinto a ellas? ¿Y el que colabora en ese embarazo, el hombre, no tiene nada que decir, ni que opinar?

¡Es una cadena de interrogantes que se plantean, a los que no se están dando respuestas satisfactorias ni mucho menos convincentes! Una Ley muy polémica que en el fondo hará sonrojarse a los políticos que legislan y que uno no entiende cómo han podido dar su apoyo perteneciendo a formaciones como CIU, PNV e incluso al PSOE, toda vez que ya se van conociendo reacciones adversas a la misma por parte de militantes y cargos políticos de esta formación. Valga como botón de muestra la cita que sigue con las palabras textuales del Vicealcalde de Paradas (Sevilla), Sr. Montero, por lo significativas y aclaratorias que son: “Nunca permitiré que mi nombre aparezca junto al de una organización que legitima la muerte de inocentes”.
¡Bravo por su valentía Sr. Montero! ¡Que aprendan muchos políticos que se declaran cristianos, pero no obran como tales. Y es que “predicar no es dar trigo”.




Fernando Gámez de la Blanca.-
Marzo de 2010.-

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