viernes, 22 de mayo de 2009

MARÍA, EDUCADORA DE JESÚS

MARÍA, EDUCADORA DE JESÚS.-


Aún resuenan los ecos del VIº Encuentro Mundial de las Familias, celebrado a principios del presente año 2009 en la Ciudad de México DF., en el que miles de personas se han reunido junto con numerosos Obispos de muy diversas Diócesis del mundo entero e infinidad de Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, así como también dirigentes Seglares y expertos en temas familiares, para reflexionar y presentar unas conclusiones interesantes y prácticas sobre la Familia Cristiana y su papel en la Sociedad actual.

Ya desde las diez Catequesis preparatorias para el Encuentro se fueron tratando temas de un alto interés para la Familia y la Educación de los Hijos, que respondían al Lema escogido para el Encuentro y que fue: “La Familia, formadora en los valores humanos y cristianos”. Entre los temas de las Catequesis estaban los siguientes:

La Familia, primera educadora de la fe; educadora de la verdad del hombre; de la dignidad y respeto de toda persona humana; abierta a Dios y al prójimo; formadora de la recta conciencia moral; trasmisora de las virtudes y valores humanos; primera experiencia de Iglesia; destinataria y agente de la nueva evangelización; la Familia y el modelo de la Familia de Nazaret….También desde el Pontificio Consejo para la Familia se proporcionaron una serie de fichas de trabajo sobre los Valores Humanos que desde la Familia se deben transmitir y que nuestro Movimiento de Hogares D. Bosco ha tenido para su estudio en los Grupos a lo largo de todo este curso, destacando entre tales valores: la dignidad, la honestidad, la responsabilidad, la verdad, el servicio, la justicia, la generosidad, la lealtad, la gratitud, la honradez, el perdón, la alegría, la coherencia, la prudencia, la templanza, el respeto…. Y así hasta un total de veintitrés valores fundamentales para ser honrados ciudadanos que serán la base humana para ser buenos cristianos, como nuestro padre D. Bosco quería para todos sus jóvenes y todas las personas que de una manera u otra forman parte o se relacionan con los Salesianos.

La Familia de Nazaret ha sido y será siempre el referente de todas las Familias cristianas, que se precien de ser cristianas. En Ella, María, la Madre, es la primera Educadora de Jesús. La que tuvo con ejemplar paciencia que ir enseñando a su Hijo todo lo humano y divino con la inestimable ayuda de José, el padre que Dios había elegido para Jesús aquí en la tierra, pues, aunque era Hijo de Dios, no nació haciendo milagros desde su infancia y juventud, ni tampoco con todos los conocimientos y saberes de la vida y de las Escrituras. Como todo niño hebreo fue aprendiendo en casa y posteriormente con los Maestros de la Ley todo lo que a otros niños se les iba enseñando. María lo iría introduciendo en todo lo concerniente a su educación y formación, como cualquier madre de la tierra hace con sus pequeñines en las primeras etapas de la vida. José lo instruiría en los secretos del oficio y en las conductas a seguir con sus conciudadanos. Todo como cualquier Familia unida y preocupada por el desarrollo intelectual, moral y religioso de sus hijos. Pocas veces nos imaginamos a la Familia de Nazaret en estos menesteres. Pocas veces se alude al papel educativo de la Virgen con su Hijo Jesús. Y en buena lógica éste debió ser el primer deber que desempeñara con Jesús, estrechamente unida a su esposo José, para que desde siempre y más hoy día se nos presente a la Familia de Nazaret, como el modelo de todas las Familias.

Vivimos unos tiempos en los que la Familia atraviesa por momentos delicados, a pesar de ser la institución que más valoran los jóvenes, porque los poderes públicos la favorecen y la protegen poco; se la pone a la altura de “otras formas de familia” que no son tales; se menosprecia la vida en los estadios de gestación y de fase terminal; se prodigan y fomentan las relaciones sexuales sin la preparación y la madurez que las mismas requieren; se da rienda suelta al placer por el placer; se carece de una escala de valores adecuada y consolidada para trasmitirla a los hijos; se abandona y se olvida la dimensión trascendente, la religiosidad y la educación de la fe en el seno del hogar; se cuestiona toda autoridad en aras de no se sabe qué mal entendido concepto de libertad; se pospone la llegada de los hijos al dinero y las comodidades; se duda y hasta se pone en tela de juicio la labor educativa que se lleva a cabo en los colegios por los profesores y profesoras, dando más credibilidad a lo que los alumnos hacen o dicen antes que a lo que digan o hagan sus educadores y, en fin, se da más importancia al “tener y al aparentar” que al “ser y a la autenticidad”, olvidando y apartando casi del todo a Dios de nuestras vidas.

Por suerte esta visión lamentable de lo que sucede en nuestro entorno ni es definitiva, ni debe desalentarnos a los cristianos. Irá cambiando a mejor en la medida en que nuestras Familias sean mejores y vayamos imitando más a la Familia de Nazaret, en la que María y José han desempeñado un papel fundamental en la educación de su Hijo. Papel que debemos desempeñar cada vez con más ilusión y dedicación todos los que somos padres y madres y estamos convencidos del valor insustituible que la Familia tiene en la vida de las personas y en la sociedad.

¡Que María Auxiliadora del pueblo cristiano y Educadora de Jesús nos ilumine y nos ayude para que nuestras Familias y todas las del mundo entero cumplan con la misión educadora que Dios les ha confiado.

Fernando y Encarnita: Matrimonio-Secretario de la C.I. de Hogares D. Bosco.-

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