jueves, 6 de noviembre de 2014

Carta nº 41 Fundación Proyecto Don Bosco

Carta nº 41

16 AÑOS LLENOS DE ESPERANZA





Queridos amigos de Proyecto Don Bosco:

Hace ya algunos meses que no me dirijo a vosotros. Quisiera retomar el ritmo con que lo hacía nuestro querido Don Domingo, pero no me resulta fácil por las pocas horas que puedo echar de tranquilidad en el despacho. No quiero dejar más tiempo sin dirigiros la carta Nº 41, con la que compartir con vosotros algunas de nuestras alegrías, nuestras inquietudes y, por qué no, también alguna de nuestras penas. Son varios los motivos:

El 26 de octubre de 1998 se firmaba el acta fundacional de la Fundación Proyecto Don Bosco, por la que se creaba nuestra querida entidad, fruto de un soñador. Soñador era Don Bosco, soñador era Don Domingo González Diz, que veía con claridad que la mejor forma de garantizar la continuidad y el crecimiento de la multitud de iniciativas específicas que habían estado funcionando en los últimos años en favor de los jóvenes en riesgo, era esta. La variedad de proyectos y la dependencia de los mismos, de salesianos que estaban sujetos a la movilidad de los cambios, hacía de nuestros proyectos sociales una realidad precaria e inestable. Esta preocupación se reflejó en el Capítulo Inspectorial de 1998. Y una de sus conclusiones operativas encomendaba al Inspector y su Consejo era crear una estructura más estable, con garantías de futuro en la Inspectoría

Fruto de aquella genial intuición de Don Domingo, nuestra fundación, con la ayuda de toda la Familia Salesiana, alcanzó ayer la edad de la adolescencia. Dieciséis años, esa edad hermosa, tan difícil, pero tan cargada de esperanza, donde se gestan los sueños, donde, con un adecuado acompañamiento y la necesaria carga de amor, se ponen las bases que llevan a la mayoría de edad y los principios que van a condicionar el futuro. Estamos de enhorabuena y quiero transmitiros, en nombre de todos los que estamos detrás de la fundación nuestro más sincero agradecimiento por vuestro aliento y vuestra colaboración.

El segundo acontecimiento que hemos vivido en estos meses, no de menor importancia por su trascendencia histórica es la creación de la nueva Inspectoría María Auxiliadora. El prado de I Becchi se nos amplía con nuevos horizontes, nuestros destinatarios tienen ahora mucho más campo por el que correr; pero son muchos más, muchísimos. Las necesidades aumentan, los jóvenes a los que podemos llegar se multiplican; pero también las personas que se dedican a ellos. Nuestra Familia Salesiana adquiere con esta nueva realidad una nueva dimensión que nos posibilita llegar más y mejor a los jóvenes que más nos necesitan.
A esta labor se añaden otras dos entidades: Iniciativa Solidaria Angel Tomás, con su sede en Valencia y Salesians Sant Jordi, con su sede en Barcelona. Entre nuestras tres entidades hay cerca de 500 profesionales y 300 voluntarios trabajando directamente en más de 100 proyectos específicos con más de 8.000 jóvenes en riesgo de exclusión. Si a esto añadimos el trabajo de prevención y la atención a la diversidad que se lleva a cabo en nuestras escuelas, el trabajo que se realiza en las escuelas de formación profesional, los PCPI, transformados recientemente en Formación Profesional Básica (FPB) y en los centros juveniles y parroquias, podemos decir que nuestra inspectoría está en la vanguardia de la prevención y de la actuación directa con colectivos en riesgo.

La nueva inspectoría nos ha traído también un nuevo presidente, Don Cristobal López Romero. Don Cristobal nos anima a crecer en unidad en la nueva realidad inspectorial y a lograr que este cuarto ambiente de la misión salesiana se haga aún más presente allí donde nuestras Fundaciones no tengan ningún proyecto. Es tarea de toda la Familia Salesiana lograr este monumento vivo del bicentenario. “Sin vosotros no puedo hacer nada”.

El tercer acontecimiento ya os lo he adelantado: iniciamos el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco. Es un momento privilegiado para mirar al pasado, lo hemos hecho durante los tres años de preparación, pero también para poner las bases sólidas en el presente que vivimos y permitirnos soñar por un futuro mejor para nuestros destinatarios preferenciales.

Mirar al pasado para conocerlo y quererlo más, para beber de su misma fuente y para dar gracias a Dios por el gran don que nos ha regalado a la Iglesia. También para dar gracias a Don Bosco por haber dicho sí a esa llamada a pesar de las presiones que tenía para responder a otras necesidades muy bien remuneradas; y finalmente para dar gracias a todos los que hacéis posible, de un modo u otro, que Don Bosco siga vivo hoy entre nosotros. Pero este mirar al pasado, nos recuerda Don Cristobal, que nos ha de lanzar al futuro, nos ha de ayudar a soñar, a querer llegar a más jóvenes y a preparar y formar a las fuerzas vivas encargadas, junto con los salesianos, de hacerles ver que son los predilectos de Dios.

Termino esta carta con un recuerdo para Omram, ese muchacho de origen Marroquí que ha perdido la vida en su pueblo natal, hace apenas un mes, algunos años después de ser repatriado. El primer permiso de trabajo, y por consiguiente el primer empleo del Proyecto Buzzetti en Jaén fue para él. Su hermano nos decía en conversación telefónica que Omram hablaba mucho de Don Bosco y que estaban sumamente agradecidos por lo que nuestra Fundación había hecho por él.
Lloramos su marcha como nuestro santo lloró tantas veces la muerte prematura de muchos de sus jóvenes; pero Omram nos da un motivo más para seguir luchando por ellos y para ellos, siendo más de Dios y más de los jóvenes.
Descansa en Paz, querido Omram. Descansa en paz.



Córdoba, 28 de octubre de 2014

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