sábado, 12 de abril de 2014

LECTIO DIVINA. DOMINGO RAMOS. A.



Domingo de Ramos. Ciclo A. Mt. 21,1-11

13 Abril 2014







Comienza la Semana Santa


Aquí estoy, Señor, buscándote y confiando en encontrarte.
¿Dónde? No lo sé,
Pero estoy cierto/a de que voy a encontrarte en cada esquina,
En el Huerto, en el Calvario…
Traigo encendida la lámpara de la fe, que tú me diste,
Con la vida interior que quieras infundirme.
Aquí estoy, Señor.

TEXTO BÍBLICO Mateo 21,1-11

Entrada de Jesús en Jerusalén

1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los olivos, envió a dos discípulos 2 diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. 3 Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». 4 Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta:
5 «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”». 6 Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: 7 trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. 8 La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.

9 Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!».

10 Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando: «¿Quién es este?». 11 La multitud contestaba: «Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».



Se congregaba en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta de la Pascua. El ambiente de la ciudad en tales días era propicio para el fervor religioso y político. La Pascua conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto.

Jesús era consciente de este clima. Y aprovecha la ocasión para realizar ante la multitud un gesto profético.

El pueblo, siempre dispuesto a las exaltaciones, participó en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén”.

Mateo comienza describiendo la peculiar manera en que Jesús dispone de una borrica y un pollino para entrar montado a sus lomos. Los discípulos siguen sus instrucciones y vuelven con los animales que, según él, habrían de encontrar. Mateo interpreta esto como el cumplimiento de la profecía de Zacarías, en la que se proclama a un Rey que llega como Salvador montado en un humilde borriquillo, no con poderosos caballos y carrozas. Jesús es dueño de la situación, plenamente consciente de lo que habrán de traer consigo sus últimos días en la tierra.

Pusieron sus mantos sobre el borrico… Extendían sus mantos en el camino. La multitud reconoce a Jesús, renuncia a su modo de ver las cosas y rinde un homenaje espontáneo a Jesús. El “manto” es signo de poder y autoridad.




Observa como el pueblo, acoge a Jesús con alegría gritando y agitando las palmas. ¿Cómo expresas tu alegría de acoger a Jesús, de seguirlo, de querer serle fiel?
Dios se ha abajado para caminar contigo. Camina contigo como tu amigo, como tu hermano. ¿Caminas tú con quien está pasando un mal momento o alguna necesidad? ¿Cómo lo haces?
La gente humilde y sencilla es la que acoge y aclama a Jesús. Son los que ven en Él algo más, los que tienen ese sentido de la fe, que dice: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. ¿Cómo acoges y aclamas tú a Jesús.

Jesús no entra en la ciudad santa para recibir honores, sino que entra para ser azotado, insultado y ultrajado… Entra en Jerusalén para morir en la cruz. ¿Cómo entras tú en tu quehacer de cada día?



Jesús has comprendido las miserias humanas, has mostrado la misericordia del Padre y te has inclinado para curarme el cuerpo y el alma.
Éste eres tú, Jesús, siempre atento, que ves mis debilidades, mis cansancios, mis infidelidades, mi falta de amor, mis pecados… y siempre me perdonas, me miras y me acoges.
Eres, Jesús, mi amigo, mi hermano… el que ilumina mi camino. Hoy quiero gritar desde el fondo de mi alma: Gracias. “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!“


Contempla a Jesús camino de Jerusalén preparándose para la entrega total. ¿Cómo te preparas tú para tu entrega de cada día a Dios y a los que esperan tus palabras, tus ánimos, tus consuelos…?
Deja que los afectos y las emociones del texto calen en tu interior.
Intenta revivir en ti los sentimientos de Jesús que vive los acontecimientos de la entrada en Jerusalén.
Invita, una vez más, a Jesús a que sea el Señor en tu vida. ¿Hay algo que debas entregarle en este momento?



¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

Mira a tu alrededor:¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad: guerra, violencia, falta de amor…! Presenta a Jesús estas situaciones y pídele por las personas que lo están padeciendo.
En tu vivir diario, busca momentos concretos para aclamar a Jesús y expresar la alegría de estar con Él, de seguirle.
Procura que los demás vean en ti que la verdadera alegría está en el don de sí mismo, en salir de uno mismo y en que Él ha triunfado del mal con el amor de Dios.
Busca momentos concretos para acercarte a las personas que necesiten compañía, aliento, comprensión, consuelo, una palabra amiga.

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