sábado, 25 de febrero de 2012

RAÍCES DE LA CRISIS

Ante la dura y cruda actualidad de crisis económica, laboral, financiera, educativa, ética, moral, religiosa…, que atenaza a los españoles y también a una gran parte de los europeos y demás ciudadanos del mundo desarrollado, tenemos que tomar postura y “arte y parte” los cristianos en general y los cofrades católicos en particular, como personas que, por sus creencias y su vida, son seguidores de Jesús, Dios hecho Hombre, que vino al mundo para traernos un mensaje de salvación universal y comunicarnos unas formas de actuación que nos condujeran, como protagonistas y colaboradores a la vez, a conseguir tal objetivo. Muchas y muy autorizadas son las voces que nos sugieren y nos indican caminos a seguir para atajar y salir de esta crisis por la que atravesamos, con la confianza y también la certeza de que estar inmersos en una crisis no es tan terrible ni tan irreversible, que nos lleve indefectiblemente a una destrucción total, ni a un punto sin retorno, como algunos agoreros pretenden. La historia de la humanidad está salpicada de períodos críticos de los que siempre se ha salido y si cabe más fortificada, porque ahí está la grandeza de las crisis, en que de ellas debemos aprender y salir con soluciones que nos afiancen más en las convicciones y en los valores, para que primero cambiemos las personas, y en los métodos y actuaciones de las sociedades, para que después se cambie el mundo. Haciendo un profundo examen de conciencia y un minucioso análisis podremos llegar a la conclusión de que las raíces de las crisis están en nosotros mismos, en las personas particulares y únicas, en nuestras formas de ser y de actuar. Y por ahí tenemos que empezar a atajarlas: por nosotros mismos en primer lugar y después por lo demás.Estamos atravesando un tiempo litúrgico de cuarenta días -la Cuaresma-, mas una semana de Pasión -La Semana Santa- , en los que se nos invita e incluso se nos urge e interpela con insistencia a ser mejores personas, a cambiar, a unirnos al Cristo y a la Madre sufrientes, dolorosos y entregados a una misión salvífica, seguros y confiados de que “al tercer día” triunfaremos, resucitaremos, como Jesús lo hizo. Pues ese mensaje cuaresmal y semanasantero debe servirnos siempre y más aún para los tiempos de crisis. No me resisto a traer a colación una interesante cita, que me llegó a través de internet, del Profesor Andrew Oitke, Catedrático de Antropología en Harvard, sacada de su libro “Mental Obesity” -Obesidad mental, el peor problema de la Sociedad moderna-, polémico libro que revolucionó los campos de la educación, el periodismo y las relaciones sociales, y que transcribo literalmente: “La familia discutida, la tradición olvidada, la religión abandonada, la cultura se banaliza… Florece la pornografía, el charlatanismo, la imitación, la insipidez, el egoísmo… El mundo no precisa de reformas, desarrollo, progreso… precisa sobre todo de una "dieta mental". Y yo me pregunto y os envío tal pregunta a cada uno de vosotros, amigos y amigas cofrades, ¿qué es esa “dieta mental” a la que se refiere el Profesor Andrew? ¿Acaso no será un “cambio” en muchas de nuestras actitudes, mentalidades, valores, hábitos y formas de ser, de comportarnos y de vivir? ¿Y no es ese el mensaje que año tras año nos trae la Cuaresma, la Semana Santa e incluso la Navidad desde el pesebre y la gruta de Belén? Creo que los cristianos debemos tener muy claro que, en todas las crisis de la vida, de la sociedad y del mundo en general, los principales actores para mal y para bien somos las personas, que las provocamos y que por suerte también las solucionamos, siempre a costa de alguien, en perjuicio de algunos; pero las solucionamos. De ahí que los cristianos, y consecuentemente los cofrades, tengamos una seria responsabilidad en la búsqueda de soluciones y su puesta en práctica, ya que confío en que no la tengamos en la provocación y ahondamiento de tales crisis, para ayudarnos a nosotros mismos, a los nuestros y a todos los demás a salir de esta lamentable situación. ¿Cómo? Me atrevo a apuntar algunas líneas de actuación, sacadas de aquí y de allá y de muchas voces autorizadas, religiosas o no religiosas, aparte de las que cada uno considere efectivas: Preparación profesional y cultural, austeridad, realismo, autenticidad, humanidad, altruismo, solidaridad, denuncia, crítica constructiva, veracidad, justicia…, mas los valores humanos y de sana convivencia que se quieran añadir. Y por otra parte valores religiosos y evangélicos que se sustentan y son como la guinda de los valores humanos enunciados y que se concretan en la Fe, la Esperanza y la Caridad, como claves, adornados de Humildad, Paciencia, Fortaleza, Pobreza, Alegría, Entrega y Confianza en Dios. Concluyo, animando a todos mis hermanos Cofrades a buscar en la Palabra de Dios el remedio y el bálsamo para todos los problemas y males que nos aquejen y en las doctas enseñanzas y directrices de nuestros Pastores, que tienen como misión conducir el rebaño que Cristo les ha encomendado.-
Fernando Gámez de la Blanca.Febrero-2012.-

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