Domingo_29º T.O. Ciclo “C” 20 de Octubre de 2013
Ex 17, 8-13; Sal 120, 1-8; 2 Tim 3, 14. 4, 2; Lc 18,
1-8
1. Oración inicial:
Dios todopoderoso y eterno, te
pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón
2. Lectura comprensiva: Lucas 18,1‑8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus
discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta
parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los
hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme
justicia frente a mi adversario”. Por algún tiempo se negó, pero después se
dijo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me
está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara”». Y
el Señor añadió: ‑ «Fijaos en lo que dice el juez injusto;
pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les
dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el
Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al Texto
V.1 Cómo tenían que orar. El original no habla del modo de orar sino
del hecho de orar, no cómo orar sino que hay que orar.
V.3
Viuda. Prototipo de indefensión. Hazme justicia: defiéndeme de mi querellante (en boca de la viuda).
La misma expresión se repite luego tres veces más: v.5 en boca del juez y vs.7
y 8, en boca de Jesús.
V.5 No vaya a acabar pegándome en la cara. Expresión gráfica con el significado de no vaya a acabar conmigo.
V.6 El Señor respondió. Más exacto: apostilló,
comentó. El Señor. Denominación
divina aplicada a Jesús.
V.7
Los elegidos.
Servidores fieles a Dios. Término acuñado en el Antiguo Testamento; su
equivalente en el Nuevo son los discípulos. Dar largas. Retrasar para nunca actuar.
V.8
Os digo. Fórmula para introducir con autoridad una declaración importante. Fe.
Confianza absoluta en que Dios no desatiende al indefenso. Hijo del Hombre. Expresión deliberadamente misteriosa, usada
exclusivamente por Jesús para referirse a sí mismo en el presente de su vida y
en el futuro más allá de su muerte. Denota humanidad rebosante de autoridad
divina.
b. Texto
Nuevo texto exclusivo de
Lucas, cuyo método historiográfico estuvo basado en la comprobación exhaustiva
y rigurosa de las fuentes (tradición oral y documentación escrita), a fin de
poder ofrecer enseñanzas con garantía (declaración de principios formulada por
el propio Lucas al comienzo de su evangelio, 1,1-4). El texto forma parte de
una conversación de Jesús con sus discípulos acerca del Hijo del Hombre. El
comienzo de la conversación se sitúa en 17,22 y el final en el último versículo
de hoy (18,8): Cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
En la conversación, Jesús advierte
y previene a sus discípulos.
Les advierte de la imposibilidad de
conocer el cuándo preciso de la
venida del Hijo del Hombre (17,22-37) y les previene contra el riesgo de
despreocuparse de esa venida y de no contar con ella (18,1-8, texto de hoy).
¿Cómo
les previene contra ese riesgo? En esta ocasión tenemos la suerte de que es el
propio Lucas quien nos aclara que Jesús buscaba explicar a los discípulos que debían orar siempre y no desanimarse. Orar
siempre, orar sin desanimarse. Aclaraciones iniciales así no las prodiga Lucas:
solo aquí y en 18,9 (próximo domingo).
Jesús
se sirve una vez más de una historia que entra por los ojos. Un juez sin
escrúpulos de ningún tipo; una viuda, alguien judicialmente indefenso. Firme,
porfiada y pertinaz, la viuda consigue que el juez le haga justicia. Es el
momento escogido por Jesús: Fijaos en lo
que dice el juez injusto. Jesús ha conseguido el factor sorpresa: ¡Un juez
injusto haciendo justicia a una indefensa viuda gracias a la tenacidad de esta!
El camino estaba ya allanado para hablar de Dios. Jesús siempre hablaba de Dios
y desde Dios. Y lo hacía con autoridad: Os
digo que os hará justicia sin tardar. ¿Porque es injusto? No. Porque es
Dios. ¡Dios no os va a fallar nunca! Pero
cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? ¿Y si
quien falla no es Dios sino que sois los elegidos, los discípulos? La
viuda no falló: los discípulos deben aprender de ella. Pero cuando venga el
Hijo de Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Fe en un Dios que no falla.
Solo Jesús podía enseñar así. Su enseñanza no dejaba
indiferente a nadie, discípulos y no discípulos
4. Meditación:
a. Indicaciones para nuestra vida
Los
dos domingos precedentes nos han hablado del difícil arte de la sencillez en la
fe, nos han enseñado que no debemos convertir a la fe en una carta de derechos
y exigencias. Hoy aprendemos que la sencillez en la fe no está reñida con la
íntima certeza de que Dios es auxilio y defensa frente a quienes ridiculizan o
desprecian al creyente. El texto de hoy nos inculca esta certeza, a la vez que
nos dice que no se trata de una certeza fácil. Aunque segura, la ayuda de Dios
no es siempre evidente. Dios, en efecto, no es alguien a quien se pueda
programar o de quien se pueda disponer por cálculo. Pero esto no debe borrar el
íntimo convencimiento de que tenemos en
Dios a nuestro defensor. ¡No renunciemos jamás a esta fe!¡Dios no nos falla!
b. Preguntas y cuestiones
1)
Jesús presenta una parábola que responde a una realidad, aunque los personajes
sean ficticios. ¿Podríamos actualizar esta parábola, poniendo unos personajes y
una situación de hoy?
2)
¿En la actualización de la parábola, también hablaríamos nosotros de la
oración? ¿Seguimos creyendo en la necesidad y en el poder de la oración?
3)
¿Creemos que el futuro, tanto nuestro como del mundo, depende sólo de nuestras
fuerzas, de nuestro voluntarismo? ¿Qué papel juega la oración en la
construcción del futuro?
4)
Todas las parábolas evangélicas revelan el misterio de Dios. ¿Qué nos enseña
esta parábola sobre Dios y su forma de ser y actuar en el mundo?
5, Contemplación:
Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan
día y noche
6.
Oración:
Te damos gracias porque te manifiestas en los pequeños, los débiles y los
indefensos. Haznos sensibles a todos las situaciones humanas que nos hablan de
ti; enséñanos a orar y pedir tu gracia que nos transforme. Te lo pedimos por
J.N.S.
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