sábado, 16 de marzo de 2013

LECTIO DIVINA V DE CUARESMA


                   Lectio  divina             Fuente: DABAR

                                                              DOMINGO V CUARESMA
Ciclo “C”   17 de Marzo de 2013
Is 43, 16-21; Sal 125, 1-6; Flp 3, 8-14; Jn 8, 1-11 

1. Oración inicial:
Oh, Señor que perdonas a quienes te escuchan, abre nuestros corazones a tu Palabra y transfórmalos Para que seamos capaces de llevarla a cabo en nuestras vidas.

2. Lectura comprensiva: Juan 8, 1‑11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándole en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al Texto
Vs.1-2 Se retiró al monte de los Olivos. De nuevo en el templo. Estas indicaciones remiten a una permanencia de Jesús en Jerusalén desde la fiesta de las Tiendas (en  octubre, Jn.7,2) hasta la fiesta de Hanukká (dedicación del templo,  en diciembre, Jn.10,22). Estancia caracterizada por duros enfrentamientos de los dirigentes religiosos con Jesús. Sentándose, les enseñaba. Los maestros judíos solían enseñar sentados en el suelo. Los alumnos estaban igualmente sentados alrededor del maestro.
V.3 Letrados. Laicos o sacerdotes encargados de la enseñanza e interpretación de la Ley después de largos estudios, que los hacían acreedores al título de maestro. Pertenecientes tanto al partido fariseo como al saduceo, no eran, sin embargo, confundibles con ninguno de estos dos grupos.
V.3 Colocando a la mujer en medio. En el centro, donde estaba sentado Jesús rodeado de la gente.
V.5 La Ley de Moisés. La construcción sintáctica del original no pone el énfasis en la Ley sino en Moisés: En la Ley, Moisés nos ordena apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices? Los maestros piden a Jesús confrontarse con Moisés. ¿Pondrá Jesús en tela de juicio la autoridad de Moisés y, por elevación, la de Dios? Sería una blasfemia. Éste es el sentido del comprometerlo y poder acusarlo del v.6.
V.11 Señor. La interpelación bíblica por antonomasia referida a Dios. En adelante. La traducción es correcta. El original dice literalmente a partir de ahora, tal vez para dar énfasis al momento del encuentro con Jesús, un encuentro capaz de generar conversión, de cambiar una vida.

b. Texto
Tú ¿qué dices? (hoy, 8,5)  Con anterioridad al texto de hoy: ¿Dónde está ése? (7,11). ¿Cómo entiende de letras sin haber estudiado? (7,15). ¿Adónde se irá éste que nosotros no lo podamos encontrar? (7,35) Con posterioridad al texto de hoy: ¿Dónde está tu Padre? (8,19) Tú ¿quién eres? (8,25). ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Mesías,  dínoslo abiertamente. (10,24)
Preguntas y más preguntas sobre Jesús en una sección del cuarto evangelio que abarca los capítulos 7 al 10. En ellos se encuentra la pregunta que maestros reconocidos formulan a Jesús: Tú ¿qué dices? Una pregunta dentro de un texto, que el cuarto evangelista ha querido expresamente que no cayera en el olvido.
El caso aportado por los maestros hablaba por sí solo: adulterio flagrante. Moisés había sentado jurisprudencia para casos así: pena de muerte. Sentada alrededor de Jesús había mucha gente, que había madrugado para escuchar su enseñanza. Nada de esto es  invención. Hay situaciones impactantes, que, precisamente por ello, dejan huella imborrable en quienes las viven. La del texto de hoy es una de ellas.
Tú ¿qué dices? La pregunta, en realidad, no obedecía a un interés sincero por una actuación ajustada a derecho. De ahí la respuesta de Jesús: El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra. Respuesta sorprendente por inesperada, aunque no nueva en Jesús: recuérdese el texto de Lucas  de hace dos domingos (13,1-9). Parafraseando la respuesta de entonces, Jesús dice hoy a los maestros que han traído a la adúltera: ¿Pensáis que esta mujer es más pecadora que vosotros? Os digo que no. En su respuesta de hoy, Jesús vuelve a invitar a la introspección, a mirarse cada uno dentro de sí mismo, antes de enjuiciar a los demás. Todo ello en una secuencia de gran plasticidad y fuerza expresiva por la combinación de cambios en la dirección de la mirada de Jesús, de silencios y de palabras. Tal vez uno de los cuadros más inolvidables y de mayor impacto de la literatura evangélica.   
Merece la pena detenerse en el final, después de que los maestros habían marchado. Jesús sentado en el suelo; la mujer de pie. Los dos en el interior  del círculo formado por la gente que había madrugado para escuchar la enseñanza del maestro. Jesús levanta sus ojos hacia la mujer y le pregunta: ¿Ninguno te ha condenado? La mujer le responde: Ninguno, Señor. La mujer verbaliza lo que estaba viendo: en Jesús había encontrado a Dios en persona y así se lo expresa otorgándole el título de Señor. Y el Señor le dice: Tampoco yo te condeno. A partir de ahora, no peques más. El encuentro con Jesús había operado en la adúltera el milagro de la conversión: la vida de esta mujer había cambiado por completo, había pasado de la muerte a la vida, había experimentado la misericordia de Dios.     
4. Meditación:
a. Indicaciones para nuestra vida
¡Qué fácil le resultó la conversión a la mujer adúltera! Le llevaron ante un maestro y se encontró con Dios, con  su Señor. ¿Y si lo que de verdad y en el fondo  nos falta a nosotros es encontrarnos con Jesús?  Cuando esto suceda (que sucederá) no tengamos reparo en llamarle Señor. Jesús es Dios en la tierra. Sólo Él es Señor.
b. Preguntas y cuestiones
La pregunta, se nos hace, como siempre, a nosotros. ¿Qué es más importante para nosotros, la ley o las personas?
Jesús está convencido que las personas podemos cambiar, y tú, ¿qué dices?
Jesús mira al corazón de las personas, y tú, ¿qué dices?
Jesús perdona, y tú, ¿qué dices?
Jesús enseña con su vida, y tú, ¿qué dices?

5, Contemplación:
Nos parecemos bastante a los que hoy enjuician a la mujer desde el rigor seco de la ley, sin escuchar razones o pretextos. En el fondo, comprobamos que cuando se vive desde la auto-indulgencia y la auto-justificación -tal como nosotros vivimos- es muy fácil ser terriblemente severos con el otro al momento de asumir sus faltas o culpabilidad. Acaso desde nuestro mundo de satisfechos, no creemos y decimos muchas veces, que los males de tantos obedecen en el fondo a su falta de responsabilidad o previsión.
6. Oración:
Hoy, Señor, queremos agradecerte que, en Jesucristo, nos hayas mostrado la compasión. Que en tu Hijo nos hayas reconciliado contigo. En Él nos has enseñado el poder del perdón, en Él nos has mostrado que lo importante es lo que está en nuestro corazón, que la ley no es más que un instrumento para convertir nuestros corazones según tu voluntad.

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