sábado, 2 de febrero de 2013

LECTIO DIVINA 4º DOMINGO T.O.


     Lectio  divina             Fuente: DABAR
4º Domingo T.O. Ciclo C. 3 de Febrero de 2013
Jr 31,4-5.17-19; Sal 70;  1 Co 12, 31-13, 13; Lc 4, 21-30

1.      Oración inicial:
Padre, nos sentimos débiles ante el ambiente de dolor y de frialdad que nos rodea. Necesitamos experimentar tu amor y tu fuerza para renovar nuestro corazón y seguir fielmente a tu Hijo Jesús en medio de nuestro mundo. Concédenos tu Espíritu para que sepamos aprovechar tu gracia.

2.       Lectura comprensiva: LUCAS 4, 21-30
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se ha cumple esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: «Os aseguro que a ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías; más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
V.22 Todos expresaban su aprobación. Expresar aprobación traduce un verbo griego que está abierto a un doble matiz, favorable o desfavorable: atestiguar algo a favor o en contra de alguien. En todo caso, el verbo griego no habla de aprobar sino de atestiguar. El texto continúa: Y se admiraban de las palabras de gracia. Admirarse traduce un verbo griego que contiene la idea de sorpresa, abierta también a un doble matiz, positivo o negativo. Sorpresa con matiz positivo de entusiasmo (admirarse); sorpresa con matiz negativo de desconcierto (extrañarse).  Con anterioridad a este texto, Lucas ha empleado  el mismo verbo en cuatro ocasiones (1,21.63; 2,18.33). En todas ellas la admiración no es de entusiasmo sino de extrañeza. Es en este sentido en el que hay que entender también el verbo en el texto de hoy, quedando así la traducción del mismo: Y todos le testimoniaban su extrañeza (su desconcierto) por las palabras de gracia salidas de sus labios.
V.24 Os aseguro; v.25 os garantizo. Dos fórmulas aseverativas, para dar firmeza y garantía a lo que se va decir. Su empleo antepuesto es propio y exclusivo de Jesús en los evangelios y, además, no tuvo continuidad en ninguno de los apóstoles y profetas de la Iglesia primitiva. Por un lado, estamos ante un caso de reminiscencia histórica clara;  por otro, ante un caso de veneración y respeto para quien era el único que podía hablar con una tal autoridad.
V.26 Fue enviado; v.27 fue curado. Empleos de voz pasiva para evitar pronunciar el nombre de Dios en señal de profundo respeto. El sujeto agente a quien remiten ambas pasivas es Dios. Los beneficiarios de la acción de Dios son una mujer del territorio de Sidón (actual Líbano) y un sirio de nombre Naamán. En la óptica judía de entonces, dos extranjeros, dos gentiles, dos paganos. En ambos casos, Jesús hace uso de un mismo esquema: en Israel había muchas viudas y muchos leprosos en tiempos de Elías y de Eliseo, sin embargo estos solo fueron enviados a una viuda y un leproso no judíos (1Rey.17,8-9 y 2Rey 5,1-14).
V.30 Se alejaba. El verbo griego está usado en su significado habitual de seguir caminando hacia el punto de destino. De ahí que sería preferible la siguiente traducción: Pero Jesús se abrió paso ente ellos y siguió su camino. 
b. Texto  
Lo iniciamos donde lo dejábamos el domingo pasado: silencio expectante de los asistentes y enfático hoy de Jesús, haciendo suyo el texto de Isaías en el sentido más estricto del término: Jesús refería a sí mismo y a su misión el texto de Isaías y suprimía de él la palabra venganza y mencionando exclusivamente la palabra gracia.
Los oyentes, muy comprensiblemente, se asustaron de esta relación de Jesús con la escritura sagrada, de su  pretensión de ser él mismo el punto de referencia intrínseco y la clave de interpretación de las palabras sagradas, de su libertad para omitir palabras importantes del texto sagrado. Y el miedo se transformó desde el primer momento en oposición: ¿No es este el hijo de José? Para los asistentes en la sinagoga Jesús era uno más entre los otros, uno como ellos. La pretensión de Jesús no podía ser más que una presunción. La lectura que Jesús acababa de hacer salía de sus labios, pero no de los del profeta Isaías: este había hablado de gracia y de venganza, mientras que Jesús acababa de hablar solo de gracia. Los asistentes manifestaron a Jesús desde el primer momento su desconcierto y oposición. Jesús así lo captó y también desde el primer momento supo que los asistentes le estaban exigiendo garantías de su pretensión: Me recitaréis el refrán “médico, cúrate a ti mismo”, haz aquí lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.  Y con la misma autoridad de su anterior hoy, Jesús les asegura y garantiza que su escuela de aprendizaje es la propia escritura santa. Con ella en la mano no cabe hablar de gracia de Dios para unos (los judíos) y de venganza de Dios para otros (los paganos). El año de gracia del Señor es para los unos y para los otros.
Los oyentes se pusieron furiosos y expulsaron a Jesús fuera de la ciudad con intensión de despeñarlo. Precisamente con el mensaje de gracia que Jesús trae se inaugura la perspectiva de la cruz. Lucas, que ha redactado con gran cuidado su evangelio, ha puesto muy conscientemente esta escena como una especie de título para toda la obra de Jesús. 

4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Relación con el presente
El hoy de Jesús fue un desafío entonces y sigue siendo un desafío ahora. ¿Por qué? Porque Jesús era y sigue  siendo referente intrínseco y clave de interpretación de Dios; no un referente más o una clave más, sino el referente, la clave. Quién es Dios y cómo es Dios solo lo sabemos con garantía por Jesús, quien, razonando con lógica, no podía ser entonces ni puede ser ahora uno más entre los otros. Pero este es precisamente el punto de arranque del desafío. Aceptar la diferencia esencial de Jesús respecto a nosotros, proclamar que Jesús es el Señor, ¡esto es creer en Jesús! No aceptar la autoridad de Jesús para hablar de Dios es reducir a Jesús a uno más entre los otros, que es lo que hicieron los conciudadanos de Jesús. Y puestas así las cosas, Dios será un desconocido o, lo que sería peor, un dios a la medida de nuestros gustos, lo cual terminaría por significar que nosotros seríamos dioses. ¡La peor de las desgracias! ¿Por qué? Porque nos habríamos convertido en asesinos de Dios y en vez de gracia divina  habría venganza humana.  
Preguntas y cuestiones
Jesús fue rechazado en Nazaret porque sus paisanos no supieron trascender la apariencia del joven maestro que les hablaba de parte de Dios. Le habían visto desde pequeño  entre ellos y no supieron hacer un acto de fe en su palabra. Es el mismo problema que todos tenemos si querer creer en el Dios que Jesús nos muestra. ¿Qué me impide dar el salto, fiarme de Él y entregarme a su causa?¿Qué pasos puedo dar o provocar en otros para acercarme a Jesús resucitado, fundamento de la fe cristiana?
El Papa en su catequesis sobre la fe del miércoles 14 noviembre 2012 presentó tres peldaños para ayudarnos a creer en Dios: la belleza del mundo, la profundidad del hombre y la vida de fe. 

5, Contemplación:
Este domingo vemos en las experiencias de Jeremías y de Jesús la obediencia a la llamada de Dios y su misión profética; y, por otra parte, la dureza y el riesgo que conlleva su aceptación. Dos personalidades unidas por su lucha y fracaso, por su vida y pasión. ¡No es fácil ser profeta de Dios!

6. Oración:
Mira, Padre, nuestras debilidades, ignorancias y pobrezas. Sabemos cuánto nos exige la fe y las necesidades de nuestros hermanos los hombres.
Que tu Espíritu transforme también con  la abundancia de su amor nuestros pobres corazones y enardezca nuestra voluntad.

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