domingo, 3 de agosto de 2014

Lectio Divina domingo XVIII del T.O.


Domingo XVIII Tiempo Ordinario. Ciclo A
Mateo 14, 13 -21 
3 Agosto 2014







¡Ven, Espíritu Santo! Ábreme el oído del corazón para que perciba tus insinuaciones más íntimas, 
las que me dictas en lo secreto de mi interior, y haz que las acoja con obediencia amorosa, 
para que sea mi gozo y mi alegría seguir en todo tu voluntad. 
Que no me invente el camino por el que he de seguir,
sino que me acompañe la certeza de que obedezco a cuanto procede de ti. 
Tú siempre me dejas conocerlo por la paz interior unida a esa obediencia.






TEXTO BÍBLICO:
13 Cuando Jesús recibió la noticia, se fue de allí él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente lo supo y salió de los pueblos para seguirlo por tierra. 14 Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud; sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban. 
15 Como ya se hacía de noche, los discípulos se le acercaron y le dijeron: 
—Ya es tarde, y éste es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.
16 Jesús les contestó:
—No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer. 
17 Ellos respondieron:
—No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
18 Jesús les dijo:
—Tráiganmelos aquí. 
19 Entonces mandó a la multitud que se sentara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, pronunció la bendición y partió los panes, los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. 20 Todos comieron hasta quedar satisfechos; recogieron los pedazos sobrantes, y con ellos llenaron doce canastas. 21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Algunas preguntas para una lectura atenta… 
Cuando Jesús bajó de la barca ¿Qué sintió por la gente que lo seguía? ¿Qué le dijeron los discípulos a Jesús que hiciera con la gente? ¿Qué tenían para comer los discípulos? ¿Qué hizo Jesús con lo que presentaron los discípulos? ¿Cuántos hombres alimentó Jesús?
Algunas pistas para comprender el texto… 
Padre Daniel Kerber 
 Después de culminar el discurso de las parábolas el domingo pasado (Mt 13,44-52), Mateo nos presenta a Jesús dando de comer a la multitud. La enseñanza del Señor se muestra en palabras y obras. El texto se puede dividir en tres partes. La primera parte se relaciona con el texto anterior y en ella se presenta la situación y sus personajes (vv. 13-14); luego, sigue el diálogo de Jesús con sus discípulos que le piden que despida a la gente, y Jesús les invita a darles ellos mismos de comer (vv. 15-17); finalmente, los vv. 18-21 narran cómo Jesús da de comer a la gente y se recoge lo que sobra. 
Jesús se entera de la muerte de Juan Bautista (v. 13) y busca un lugar apartado tal vez para encausar su dolor. Sin embargo, la multitud se entera y cuando Jesús llega al lugar donde iba, la gente ya estaba allí, y él siente compasión de ellos. Se había ido a un lugar apartado para lidiar con su dolor, pero lo deja a un lado para atender la necesidad de estas personas.
Cuando está terminando el día, los discípulos que han visto al maestro compadecerse del gentío, ahora aprenden ellos mismos a ver la necesidad de los que siguen a Jesús, y le dicen que los despida para que vayan a comprarse alimento (v. 15). Pero Jesús los desafía con una contrapropuesta: “Denles ustedes de comer”. A lo que los discípulos responden con lo poco que tienen, como diciendo: “esto que tenemos no basta” (ver Lc 9,13; Jn 6,9). Y Jesús les manda que se lo traigan.
Los discípulos le presentan todo lo que tienen, es poco, pero con ese poco Jesús da de comer. Sin embargo, no es Jesús mismo quien da de comer, sino el que les había mandado “denles ustedes de comer”, al final hace Él mismo lo que les había mandado, le da el pan a sus discípulos para que sean ellos quienes dan de comer a la multitud (v.19). 
Jesús les manda algo que parece imposible: dar de comer a la multitud; los discípulos constatan lo poco que tienen, pero todo lo ponen en manos del Señor, y Él se encarga de hacer el resto.
El modo en que está narrado el hecho: “tomó en sus manos… pronunció la bendición y partió… los dio…” es una evocación clara de la institución eucarística en la que se repiten los mismos verbos (ver Mt 26,26), lo que nos indica que una de las formas con las que el Señor tiene compasión del pueblo y le da de comer es también la celebración eucarística. El pan multiplicado sobra, y con eso se llenan doce canastas, ¿una para cada discípulo? ¿Les está diciendo el Señor que con lo que sobró, ahora ellos tienen que seguir repartiéndolo entre la gente hambrienta de pan, de la palabra del Señor, y de la misma Eucaristía? Son algunas de las preguntas que nos deja este texto.


El Papa Francisco plantea una reflexión acerca del hecho que nos presenta el evangelio, esto fue el 2 de junio de 2013, en el rezo del Ángelus, meditemos la propuesta del Santo Padre,“Jesús sabe bien qué hacer, pero quiere involucrar a sus discípulos, quiere educarles. La actitud de los discípulos es la actitud humana, que busca la solución más realista sin crear demasiados problemas: Despide a la gente —dicen—, que cada uno se las arregle como pueda; por lo demás, ya has hecho demasiado por ellos: has predicado, has curado a los enfermos... ¡Despide a la gente! La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades. Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús se fía totalmente del Padre celestial, sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta —esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios. Luego toma los panes y los peces, eleva los ojos al cielo, pronuncia la bendición —es clara la referencia a la Eucaristía—, los parte y comienza a darlos a los discípulos, y los discípulos los distribuyen... los panes y los peces no se acaban, ¡no se acaban! He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad.
Los discípulos vieron, pero no captaron bien el mensaje. Se dejaron llevar, como la gente, por el entusiasmo del éxito. Una vez más siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la del servicio, del amor, de la fe.” 
Ahora preguntémonos:
¿Qué sientes cuando oyes la voz de Jesús que te dice: “Dale tú de comer a la multitud”? ¿En tu vida has percibido que Dios te da todo lo que necesitas para vivir? ¿Consideras que la Eucaristía es la respuesta de Jesús para un mundo hambriento?





Señor, dame, danos, un corazón abierto, acogedor, solidario, un corazón grande,capaz de abrirse a los pobres, a tus preferidos, y que esté siempre de su parte,que no se cierre al que lo necesita, que lo sienta como mi carne.
Y dame un corazón compasivo que tenga las entrañas de una madre.
Agranda bien mi corazón que nadie se quede al margen,un corazón generoso, vacío y libre de sí mismo,
capaz de compartir, de entregarse y de luchar por un mundo justo, nuevo.
Un corazón que confíe en los otros, en los que sufren, en los enfermos, en los pobres.
Dame, danos, Señor, un corazón nuevo, un corazón que te agrade.


Señor, no quiero ser indiferente a las necesidades de mis hermanos, ayúdame a ser testimonio de abandono en Ti. 




Agradeceré a diario porque el Señor se fija en las necesidades de su pueblo y lo alimenta, también invitaré a mi familia a hacer una oración de acción de gracias en cada comida de la semana.



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