jueves, 20 de junio de 2013

Tiempo de exámenes





Tiempos de Exámenes.

Estos días de Junio son fechas, en el ámbito docente,  de evaluaciones con las pruebas de selectividad, los exámenes finales y los últimos esfuerzos para coronar la cima de un curso escolar que ya concluye.
Es normal que los alumnos y alumnas de nuestros Centros se encuentren un poco agobiados, aunque los más previsores y responsables poco tienen que temer y poco se alteran ante los acontecimientos evaluadores que se les exige, porque han hecho de la responsabilidad, del esfuerzo cotidiano y del estudio programado la norma de su actuación escolar a lo largo de todo el año y así los momentos finales se hacen más llevaderos y menos agobiantes y sorpresivos.
En cambio para un número cada vez mayor, y por lo mismo preocupante, estos días de evaluaciones suponen un duro y difícil tramo de superar en su formación académica, porque no ha sido debidamente preparado con el esfuerzo y estudio programado, ni con el trabajo del día a día monótono pero efectivo y necesario para el triunfo final.

Es su trabajo, es su profesión, es su misión mientras se estén formando y preparando para la vida y para desempeñar los cargos y puestos que el futuro de su ciudad y región, que el futuro de España, en una palabra, les demanda. Y cuanto mayor y mejor preparación intelectual, profesional, social, ética, moral y religiosa tengan, mayor y mejor servicio prestarán al bien común, al bien de todos.
Es muy importante y vital  la responsabilidad que nuestros chicos y chicas tienen, así como sus progenitores, en este tema de la formación y sobre todo de la educación de cada uno de ellos. Teniendo en cuenta además que es un deber inalienable que los padres den a sus hijos e hijas la educación que deseen, acorde con sus ideas, creencias y formas plantearse la vida; deber que ha de estar subsidiado, nunca ejecutado y protagonizado,  por las administraciones públicas y por los gobiernos de turno.

Y aquí es importante recordar que, si la labor de las administraciones en los temas educativos es una labor subsidiaria, éstas deberían de una vez por todas establecer un consenso amplio, para dotar a la Nación de unas leyes duraderas, que no estén sujetas a los vaivenes políticos del partido que gobierne cada cuatro años.
Pienso que no están difícil, si la buena voluntad y el interés de los alumnos es lo primero que se mirara y no el interés político e ideológico de los gobernantes del momento. ¿Acaso para elaborar la Constitución, ley de leyes que nos sirve de guía, no hubo un gran consenso entre los políticos? ¿Por qué no haberlo también y buscarlo con buena fe y cediendo cada uno un poco, en lo que a la educación se refiere?
Nunca una ley tan importante como la que regule la educación de nuestras jóvenes generaciones debe dejar de primar el esfuerzo, la disciplina, la excelencia formativa, los valores éticos, morales y religiosos, la educación, en fin, integral de las personas, que un día dirigirán los destinos de nuestros pueblos y ciudades, de la Nación en general.

Mi deseo, como docente que he sido y que aún me considero, es que de una vez por todas se trabaje, se haga un esfuerzo importante por consensuar una Ley de Educación válida y duradera con la que se consigan mejores profesionales, mejores ciudadanos y, en resumen, mejores personas, que es lo que la Sociedad y el Mundo en general está demandando en los tiempos que vivimos y en los que esta crisis de todo que  nos atenaza. Crisis que se superará si todos y cada uno vamos siendo mejores personas.
                                                                    

Fernando Gámez de la Blanca. Colaborador.-

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