jueves, 29 de octubre de 2015

FIESTAS LAICAS QUE NOS QUIEREN IMPONER.



Próximas ya las fechas de la Festividad de Todos los Santos y de la Conmemoración de los Difuntos, fiestas de tanta tradición cristiana y de tanto arraigo popular desde tiempo inmemorial, vemos muchos  con sorpresa y no pocos  con desagrado cómo “otras celebraciones” foráneas e importadas, de carácter pagano y de origen nórdico, como el americano “Halloween”, lleno de brujas, oscuridades y terror , se van imponiendo en la Sociedad y van ocupando sigilosamente un lugar entre las actividades extraescolares que nuestra niñez y juventud realizan en estas fechas.


No acierto a comprender con qué facilidad se introducen y adoptan ciertas costumbres en los ambientes familiar y educativo en detrimento de otras más nuestras y más tradicionales, alterando y posponiendo  el valor de  nuestras costumbres y celebraciones con más mensaje y valores que las que importamos. Es cierto también que hay un movimiento, aún minoritario que se opone a estos “snobismos”; pero no con  la fuerza suficiente para anularlos, ya que el poder mediático es tan fuerte que logra que lo adoptado de otras naciones siga vigoroso y eficiente entre las fiestas populares y escolares que se ofrecen a nuestra niñez y nuestra juventud.

Y voy un poco más allá en mi reflexión, después de leer u oír  en los “Medios”  casos y cosas que estos días, ya prácticamente electorales, están sucediendo, como el interés por erradicar del ámbito educativo la religión, o las decisiones de algún Ayuntamiento de celebrar  primeras comuniones laicas, o las de quitar el crucifijo de la Capilla de un cementerio, o las de prohibir los “Belenes” y cantar  villancicos… además de las que aún nos queden por  ver. Y ¡no pasa nada!; no tiene importancia, porque oponerse a todo eso o disentir de ello es de trasnochados y de poco progres.
Pues sí que pasa. Y mucho, más de lo que nos parece. Porque incluso respetando la libertad de cada uno, pienso que hay cosas que se deben mantener y otras muchas que se deben evitar.                                                                
Ya lo dijo un Emperador: “Nunca digas que no pasa nada, cuando tal vez los muros del castillo se están desmoronado con la ayuda de algunos de dentro”.



Fernando Gámez de la Blanca.-


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