sábado, 27 de abril de 2013

LECTIO DIVINA 5º DOMINGO DE PASCUA




Lectio  divina             Fuente: DABAR
Domingo 5º de Pascua_28 de Abril de 2013. Ciclo C
Hch 14, 21b-27; Sal 144, 1-5a; Ap 21, 1-5ª; Jn 13, 31-33a. 34-35


1.      Oración inicial:
Jesucristo: me invitas a vivir en fe, sin temblores, y me anuncias que te vas a preparar mi morada en la casa del Padre. ¿Cómo agradeceré todo lo que has hecho y haces por mí? Tu palabra no puede fallar, y yo me aferro a ella con toda mi poca fe.

2.      Lectura comprensiva: Juan 13,31‑33a.34‑35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros».

3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
Vs.31. Ser glorificado. Ponerse de manifiesto la gloria de una persona. Trasfondo semántico del término bíblico kabod (gloria) en sentido figurado: lo que alguien es en su ser y en su actuar. El Hijo del Hombre. Expresión usada siempre y sólo por Jesús para referirse a sí mismo; denota el yo de Jesús rebosante de una autoridad más que humana, recatadamente divina. 
V.32 Dios lo glorificará. Resucitando a Jesús, Dios pondrá de manifiesto quién es Jesús.
V.33 Hijos míos. Literalmente, hijitos. Lenguaje con la carga emocional de quien sabe  que va a ser literalmente arrancado de la convivencia con sus discípulos.
V.34 Mandamiento nuevo. Nuevo no por la elevación del listón moral (ya suficientemente elevado en el Antiguo Testamento) sino por el arraigo en Jesús; nuevo por ser Jesús el referente y la fuente del mandamiento.
b. Texto
¿Qué dice en sí mismo?
Los dos versículos iniciales no son un juego de frases sino la formulación de una singular relación personal entre Jesús y Dios. La misma relación personal que, en el texto del domingo pasado, Jesús formulaba así: Yo y el padre somos uno. La existencia de una singular relación personal entre Jesús y Dios constituye un dato indudablemente histórico de Jesús.
Un enfático ahora realza la salida de quien va a entregar a Jesús. La marcha de Judas precipita lo irreparable de la situación. Jesús era plenamente consciente de que sus horas con los discípulos estaban contadas: Me queda poco de estar con vosotros. La situación no podía menos que ser emocionalmente intensa. La entrañable y espontánea exclamación-interpelación ¡Hijitos!, salida desde lo hondo de Jesús, articula su aflicción y afecto humanos.
Pero este lado humano y natural de Jesús no eclipsó ni eliminó su lado divino y sobrenatural; Jesús era plenamente consciente de que la marcha de Judas posibilitaba también la hora de la gloria. Jesús iba a manifestar, iba  a revelar  quién era Dios y, a su vez, Dios iba a manifestar, iba a revelar  quién era Jesús.
La hora era la hora de la cruz. Y la hora de la cruz era la hora del amor sin límites de Jesús y de Dios.
Revelación trascendental, inimaginable, inesperada. Hora real en su doble dimensión humana y divina. Hora en absoluto inventada o poéticamente presentada por el autor del cuarto evangelio.
Amaos unos a otros como yo os he amado. Precisamente porque sabía que iba a ser arrancado de sus discípulos, Jesús tenía sumo interés en inculcarles que, en ausencia suya, deberían vivir entre ellos como Él había vivido estando con ellos. Jesús les invita a reproducir entre ellos el amor que Él ha tenido con ellos. Lo esencial en estas palabras de Jesús no es invitar a sus discípulos a una exigencia suprema, sino invitarles a vivir en Él a fin de que ellos vivan el amor que Él ha vivido con ellos.

4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Jesús no se entiende sin Dios y Dios se entiende perfectamente desde Jesús.
Dios es amor, Jesús es amor, el discípulo es amor. El amor del discípulo arranca de la experiencia de sentirse amado por Jesús y por Dios. El amor de Jesús arranca de la experiencia de sentirse amado por Dios. Dios está en el origen del amor de Jesús hacia nosotros y Jesús está en el origen del amor de cada uno de nosotros hacia los demás. El amor constituye el ser de Dios, de Jesús y de cada uno de nosotros; un ser perfecto en Dios y en Jesús, un ser siempre perfectible en nosotros.  
No hay gloria sin cruz y no hay cruz sin gloria. Contemplando a Jesús en la cruz, descubrimos que la gloria se fragua en la entrega hasta la muerte. Gloria cruda y dura, en las antípodas de la palabrería y de la mercadotecnia.
Preguntas y cuestiones
Descubramos entre todos cuales son las personas y los colectivos en los que debemos realizar el amor al estilo de Jesús.
¿Cuáles son las principales características que definen el amor al estilo de Jesús?

5, Contemplación:
Para amar como Él nos ha amado, necesitamos que su Espíritu nos llene el corazón. Gracias a nuestra unión con el Padre y el  Espíritu vencemos nuestro egoísmo, conocemos la verdad y  superamos el miedo. La oración personal y los sacramentos alimentan nuestra unión con la Trinidad.

6. Oración:
Te damos gracias, Padre, porque nos amas tanto que nos has dado a tu Hijo Jesús.
Él se rebajó hasta ser humano como nosotros menos en el pecado.
Nos ha revelado tu rostro y con su predicación y su vida fundó tu Reinado en el mundo.
Sufrió la persecución y la muerte como todos los profetas.
Desde lo alto de la cruz nos ha conducido hacia Ti.
Con sus heridas hemos sido curados.
Tú le resucitaste de entre los muertos y subiendo a los cielos, intercede ahora por nosotros.
Con todos los salvados que ya gozan de tu presencia te alabamos y te damos gracias.

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